Cimarroneando
Para Esteban Montejo
ese cimarrón cubano
que amó la libertad en serio.
A mí me encantan los hombres
pero amo más mi libertad
nadie volverá a ponerme los grilletes.
Prefiero seguir corriendo
sintiendo el sudor sobre mi cuerpo
el vientre fortalecido
el paso uniforme
la meta fija
durante las secas o
bajo la tormenta.
No corro sola
sé que ellos vienen conmigo
los que corrieron antes al monte
para vivir según su voluntad.
Ahora corremos sobre el pavimento
buscando lugares de refugio
algún palenque entre los edificios
para guardar el alma
y la de nuestros hijos.
Los kilómetros de este maratón
son infinitos
el camino hacia la libertad
parece un espejismo.
Globalizada
Algún día pensé
que debía ir a África;
hablar, bailar y vestir como africana
Pero después descubrí
que no había razón para hacer eso:
África era yo misma
en cualquier lugar de la tierra
podía ser… África.
Camuflaje
Tomé lo que necesitaba
cultivé y comí maíz
bordé huipiles
y adoré a dioses que no eran míos
me mezclé con otros
para disfrazar mi color
He dicho que no
que no soy yo
la negación
el camuflaje
ha sido mi mejor ancla
y mi mejor aliado.
Así he comprado mi libertad
otras tantas la tomé por cuenta propia
viajo de puerto en puerto
la geografía está en mi cuerpo.
Y sin embargo
siempre he sabido que soy
cuando bailo, cuando canto,
cuando me muevo
Shhh, ¡cállate!
no reveles este secreto
que no sepan que estoy aquí
diles que soy como ellos.
Por naturaleza
¡Negra!
Negra pescadora.
Prieta
morena
¡Pinche negra!
pleitista
güevona
y arrecha
Pues sí,
eres negra.
Chismes de verdá
No creas
chiquitilla
lo que dice la gente.
Las negras son feas
yo nomás soy morena
repites neciamente
Mira mi Nene:
negra la noche
negra la muerte
negro el vientre
donde se forman los nenes
Ishtamasha
Es la lavandera y habla poco español
Pero en cuanto nos ve grita:
Ishtamasha, ishtamasha, eya gu´cú
Nosotros no sabemos tlapaneco
ni la otra gente que comienza a llamarnos así
por las calles de Azoyú,
pero sí sabemos que ishtamasha eya gu´cú quiere decir:
Negro, negro cabeza dura.
A lo que nosotros en español respondemos:
¡Indios, indios jijos de la chingada!
Lo cual está mal porque aunque tenemos la piel negra
nuestro padre también es indio, nacido entre Maxmadí y la Culebra.
Sin Patria
Yo no tuve patria
y si la tuve, entonces
soy del límite entre Huehuetán y Azoyú
los huehuetecos me llamaron indio
y los azoyutecos me llamaron negro.
Por eso digo que no tuve patria
y eso explica, el que pueda estar en Acapulco
por la mañana y en la tarde en Tijuana.
No necesito que me corten las pestañas como a las vacas
puedo vivir donde sea, tener trabajo y amigos
porque a donde voy recuerdo el trapiche y la panela hirviendo
el monte cuando los venados se juntaban con los chivos.
no puedo olvidarme de eso, sería como borrarme, como vivir muriendo.
La diferencia
Los miraron diferentes
y los llamaron salvajes.
Los miraron diferentes y los llamaron feos.
Los miraron fuertes y numerosos
y los llamaron mercancía.
La diferencia
descubrió su ignorancia,
prontos la cubrieron con violencia.
¡Guerra! ¡Guerra!
Guerra entre ellos para dividirlos
Guerra entre ellos para capturarlos
Guerra entre ellos para redimirlos
de la incomprensible diferencia.
Al otro lado del mar,
otra tierra, otras culturas
sufren el mismo pecado
por ser distintos.
La agonizante travesía
parece interminable,
más llegan, algunos despiertos
otros ya no pudieron hacerlo…
¡Más les hubiera valido a todos
quedarse dormidos!
La guerra crece
entre más pasa el tiempo
el pez más grande
se come al más chico.
La guerra es insoportable.
La dignidad tiene rostro de cimarrón.
La dignidad no tiene rostro.
Los ignorantes “se fueron”
pero legaron su ignorancia.
Legaron también la guerra.
El horror a ser indio
El horror a ser negro
El horror a nosotros mismos
El horror a la diferencia.
martes, 7 de abril de 2009
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