6:30 de la mañana, todavía reina la oscuridad, las estrellas se esmeran en ofrecer los últimos minutos de su espectáculo, más, cuando el escenario celeste es todo suyo y la luna se guarda, para despertar espléndida a principios de octubre.
Solas, lucen las calles de Ñuu Oko, algunos estudiantes, caminan tranquilamente por las calles en dirección a sus escuelas. Suenan fúnebres, las campanadas de la iglesia. El señor Santiago, despierta temprano. Un viento tibio, con olor a brisa marina, procedente de Corralero, se deja sentir en el cuerpo.
Vientos de misterio cuestionan el alma: ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántos minutos mas, nos quedan de calma?
miércoles, 28 de septiembre de 2011
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